jueves, 19 de agosto de 2010

Conversaciones del Café I:
¿Por qué los ingleses conducen por el lado equivocado?

La conversaciones que surgen alrededor de un café son de lo más diversas, sobre todo si es el café que te tomas cuando haces un descanso en el curro. Nosotros, como no vamos a ser menos, tenemos las nuestras, y os puedo asegurar que abarcan los temas más variados que os podáis imaginar.

La última ha sido el porqué los ingleses se empeñan en conducir por el lado equivocado.

Antes de entrar en profundidad un breve inciso. Como una imagen vale más que mil palabras aquí os dejo la prueba de que conducen por donde no es. Una mayoría aplastante de planeta... bien. Ellos y cuatro gatos... mal








Pues bien, parece que la explicación de este comportamiento tan peculiar se remonta a la época de los coches de caballos. Seguro que hay cientos de explicaciones, pero esta me ha convencido, me ha gustado y... como sale en Internet aahh ;).

Los cocheros sujetaban las riendas con la mano izquierda y manejaban el látigo con la derecha. Si circulaban por la derecha, al chasquear el látigo hacia los caballos en el movimiento de retroceso los peatones que circulaban pegados a los carros eran lastimados. Así que, en todos los países con un poco de sentido común, se decidió que los carruajes circulasen por la izquierda para que el látigo quedase en el centro de la calzada y como mucho se lastimase a los animales de tiro del resto de los ciudadanos.
El caso es que la conversación podría haber teminado ahí, con esa nota de cultura que nos marchábamos pa casa tan tranquilos. Pero... como somos gente que pasa demasiado tiempo delante de un ordenador (y no andamos muy finos de la cabeza, todo sea dicho de paso), nos hemos preguntado ¿como sería el tráfico en, por ejemplo, el Londres Victoriano? Pues sinceramente no creo que hubiera muchas diferencias con el de ahora. Seguro que se daban situaciones muy similares a las que ocurren en pleno siglo XXI.


Fijo que existían, igual que ahora, los típicos que le colocaban un alerón trasero al carro para que se pegase a la tierra cuando, en sus competiciones nocturnas y clandestinas, alcanzasen las 10 millas por hora. Que le pondrían unas pegatinas con forma de llamas en las portezuelas para darle sensación de velocidad. Y, por supuesto, que llevaban un fonógrafo en el baúl trasero para desquiciar a todos los vecinos.

Seguro que en un atasco también miraríamos al espectacular carruaje de al lado, adornado con sus remates de oro, lámparas de aceite, cortinillas de satén, con cochero incorporado y tirado por dos impresionantes corceles negros. Vamos con todos los extras. Y lo malo es que lo compararíamos con nuestro triste carro hecho con maderas astilladas de segunda mano, conducido por nosotros mísmos y tirado por un viejo y triste jamelgo. Y para hacer más sangre pensaríamos... “y esos seguro que con una bala de alfalfa y un cuenco de agua tiran millas y millas”. Mientras que nosotros no ganamos para pienso (de marca blanca claro está).

Y por supuesto, como no, cuando estuviésemos parados en una farola de gas de tres colores (semáforos ahora), pasaría una fracción de segundo prácticamente inapreciable desde que se encendiera la luz verde, hasta que el idiota cagaprisas pesado de detrás fustigase con su látigo a nuestro caballo para que arrancásemos (frecuente motivo de duelos en la época).


Así que, visto lo visto, lo mismo no hemos cambiado tanto. ¡Bueno sí! Ahora el cansino de atrás sólo nos toca el pito (¡ojo! que me refiero sólo al clax... bueno o no) :D


P.D. Admito que quizás la conversacón del café haya terminado un poco antes de discutir todo esto pero... el germen estaba sembrado :). Por cierto, es posible que, si seguís viniendo por aquí, en alguna otra ocasión os encontréis con historias del mismo estilo. Sí, lo siento... es una amenaza jajaja

1 comentario:

  1. Es concepto nos queda claro... pero ¿por qué los botones de las camisas de los hombres están al revés respecto al de las mujeres? ¿Quienes se equivocan es este caso?
    ...
    No contestes ahora, hazlo despues de la publicidad.

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